Software defectuoso en hardware antiguo
Esta historia tiene dos partes que empiezan separadas y luego hacen un plot twist y acaban juntas. De alguna forma ambas pasan por mi cuerpo de una forma más patente o más virtual.
Una de ellas ya la he comentado anteriormente en este blog, por ejemplo en mi reseña mierdosa del bilbao armata del año pasado. Esta lesión un poco difusa de antebrazos y codos ha estado acompañándome desde hace ya casi un año, y si bien ha tendido a menguar, nunca ha dejado de estar ahí, limitando de forma clara cualquier cosa que quisiera hacer con las manos. Y casi todas las cosas se hacen con las manos.
Tras pasar por mucho tratamiento, mi fisioterapeuta coincidió conmigo en que buena parte de la lesión que restaba tenía un elevadísimo componente psicosomático que a su vez causaba tensión real y lesión real en los ligamentos. Todo un lío que en el momento de los hechos me permitía ya usar el brazo izquierdo con normalidad, pero no me dejaba el derecho bien. Y este es el resumen de la parte uno.
La parte dos es una colonoscopia. Un sistema de detección y reparación temprano y relativamente eficiente en tanto que sea temprano. En mi familia eso del cáncer es una moda muy presente, y el asunto del colon afecta más o menos a varios integrantes, así que me tocaba recibir esta intrusiva, incómoda y potencialmente peligrosa prueba.
Es difícil que explique cuanto pánico le tengo a la preparación, la sedación (por motivos que no explicaré hoy), la no sedación (por otros), y el resultado en sí. Como he dicho, yo ya he visto a una persona fallecer por esta enfermedad, y tengo la decisión activa de no pasar por su proceso. Tengo varios cuchillos para acelerar el desenlace, y no me da ningún miedo utilizarlos. Tristemente ya he leído más informes deprimentes de colonoscopias de los que querría leer en toda mi vida.
Voy a ir directamente al grano sin especificar de una forma muy explícita el grado de aceptación que tengo de mi propia mortandad: me importa dos mierdas morirme mañana, pero me genera inmenso pánico verme desvalida o incapaz.
Quizá una de las partes fundamentales de todo este asunto es que esta prueba se me pidió en 2021 por una sintomatología que resultó no tener nada que ver. La prueba se mantuvo, no obstante por el carácter de prevención, justificado por los antecedentes familiares.
Aproximadamente nueve meses después, ya en 2022, se procedió el primer intento. Descubrí entonces que los laxantes necesarios para la exploración no funcionan en las guerreras trans cyberpunk de la misma forma que en el resto de la población. Así que la prueba fracasó, y me pidieron nueva cita, que se postergó otros tantos meses.
Ya dentro de 2023 me vi incapaz de afrontarla porque estaba inmersa en problemas personales importantes. Como he dicho, esto es mucho pánico para mí, así que la retrasé. La tercera fecha fue en enero de 2024, y de nuevo fui incapaz de ponerme a ello: nadie de mi entorno podía acompañarme, y es NECESARIO que haya alguien. Además, era incapaz de afrontarlo gracias al otro antagonista de la historia, la lesión de brazos. Demasiada mierda en mi cabeza.
Así que en junio de 2024 tengo el intento final, y por fin afronto la dura tarea mental. Como los laxantes no funcionan del todo bien en mi cybercuerpo, me documento sobre el asunto, y paso tres semanas con pensamientos instrusivos constantes sobre el tema.
Pero en fin, la prueba sale bien. ¿Y el resultado? Un colon sin ningún tipo de patología, ni lesión, ni nada de nada de nada. Y no es que esperara que me dijeran "te mueres mañana", pero tampoco "tienes un colon de veinte años". Esperaba algunos pólipos, algo que señalara mi comienzo en la lógica fase de decadencia propia de la edad y de los lamentables antecedentes familiares. Pero no, un informe de colonoscopia aburrido.
Y de golpe, como quien no quiere la cosa, desapareció una losa que me había estado pesando desde antes de que se me prescribiera la primera prueba en 2021. La que parecía mi fuente de incapacidad más probable (aunque puede haber otras) desaparecía del horizonte de sucesos visible. Y no encuentro palabra en mi vocabulario conocido para describir cómo esta mierda afecta a mi percepción de la realidad. No es algo decidido, ni racional; simplemente está ahí. Casi diría que puedo incluso afrontar algún proyecto a medio plazo.
La verdad es que incluso cabe preguntar cuantas de las decisiones que he tomado estos años han estado condicionados por ese estado mental, o cuantas de las circunstancias mentales que probablemente ya me acompañen para siempre no se han disparado por ello.
Pero ya dije que esta historia tenía un plot twist: es el momento de que haga aparición mi lesión de brazos. O mejor dicho, es el momento de que haga desaparición. Sí, casi de golpe y porrazo la práctica totalidad de síntomas remitieron la tarde de la prueba. A ver, yo ya sabía que un gran componente de esa lesión estaba en mi software defectuoso, no en mi hardware viejo, pero en ningún caso esperaba este giro de los acontecimientos.
Tampoco es que de nada de esto por acabado; quizá dentro de dos semanas vuelva a estar exactamente igual que antes, en un debate interior sobre cómo acabar con mi vida mientras mis músculos acusan la tensión subyacente. Pero bueno, supongo que es el momento de intentar aprender algo de todo esto.
Una de ellas ya la he comentado anteriormente en este blog, por ejemplo en mi reseña mierdosa del bilbao armata del año pasado. Esta lesión un poco difusa de antebrazos y codos ha estado acompañándome desde hace ya casi un año, y si bien ha tendido a menguar, nunca ha dejado de estar ahí, limitando de forma clara cualquier cosa que quisiera hacer con las manos. Y casi todas las cosas se hacen con las manos.
Tras pasar por mucho tratamiento, mi fisioterapeuta coincidió conmigo en que buena parte de la lesión que restaba tenía un elevadísimo componente psicosomático que a su vez causaba tensión real y lesión real en los ligamentos. Todo un lío que en el momento de los hechos me permitía ya usar el brazo izquierdo con normalidad, pero no me dejaba el derecho bien. Y este es el resumen de la parte uno.
La parte dos es una colonoscopia. Un sistema de detección y reparación temprano y relativamente eficiente en tanto que sea temprano. En mi familia eso del cáncer es una moda muy presente, y el asunto del colon afecta más o menos a varios integrantes, así que me tocaba recibir esta intrusiva, incómoda y potencialmente peligrosa prueba.
Es difícil que explique cuanto pánico le tengo a la preparación, la sedación (por motivos que no explicaré hoy), la no sedación (por otros), y el resultado en sí. Como he dicho, yo ya he visto a una persona fallecer por esta enfermedad, y tengo la decisión activa de no pasar por su proceso. Tengo varios cuchillos para acelerar el desenlace, y no me da ningún miedo utilizarlos. Tristemente ya he leído más informes deprimentes de colonoscopias de los que querría leer en toda mi vida.
Voy a ir directamente al grano sin especificar de una forma muy explícita el grado de aceptación que tengo de mi propia mortandad: me importa dos mierdas morirme mañana, pero me genera inmenso pánico verme desvalida o incapaz.
Quizá una de las partes fundamentales de todo este asunto es que esta prueba se me pidió en 2021 por una sintomatología que resultó no tener nada que ver. La prueba se mantuvo, no obstante por el carácter de prevención, justificado por los antecedentes familiares.
Aproximadamente nueve meses después, ya en 2022, se procedió el primer intento. Descubrí entonces que los laxantes necesarios para la exploración no funcionan en las guerreras trans cyberpunk de la misma forma que en el resto de la población. Así que la prueba fracasó, y me pidieron nueva cita, que se postergó otros tantos meses.
Ya dentro de 2023 me vi incapaz de afrontarla porque estaba inmersa en problemas personales importantes. Como he dicho, esto es mucho pánico para mí, así que la retrasé. La tercera fecha fue en enero de 2024, y de nuevo fui incapaz de ponerme a ello: nadie de mi entorno podía acompañarme, y es NECESARIO que haya alguien. Además, era incapaz de afrontarlo gracias al otro antagonista de la historia, la lesión de brazos. Demasiada mierda en mi cabeza.
Así que en junio de 2024 tengo el intento final, y por fin afronto la dura tarea mental. Como los laxantes no funcionan del todo bien en mi cybercuerpo, me documento sobre el asunto, y paso tres semanas con pensamientos instrusivos constantes sobre el tema.
Pero en fin, la prueba sale bien. ¿Y el resultado? Un colon sin ningún tipo de patología, ni lesión, ni nada de nada de nada. Y no es que esperara que me dijeran "te mueres mañana", pero tampoco "tienes un colon de veinte años". Esperaba algunos pólipos, algo que señalara mi comienzo en la lógica fase de decadencia propia de la edad y de los lamentables antecedentes familiares. Pero no, un informe de colonoscopia aburrido.
Y de golpe, como quien no quiere la cosa, desapareció una losa que me había estado pesando desde antes de que se me prescribiera la primera prueba en 2021. La que parecía mi fuente de incapacidad más probable (aunque puede haber otras) desaparecía del horizonte de sucesos visible. Y no encuentro palabra en mi vocabulario conocido para describir cómo esta mierda afecta a mi percepción de la realidad. No es algo decidido, ni racional; simplemente está ahí. Casi diría que puedo incluso afrontar algún proyecto a medio plazo.
La verdad es que incluso cabe preguntar cuantas de las decisiones que he tomado estos años han estado condicionados por ese estado mental, o cuantas de las circunstancias mentales que probablemente ya me acompañen para siempre no se han disparado por ello.
Pero ya dije que esta historia tenía un plot twist: es el momento de que haga aparición mi lesión de brazos. O mejor dicho, es el momento de que haga desaparición. Sí, casi de golpe y porrazo la práctica totalidad de síntomas remitieron la tarde de la prueba. A ver, yo ya sabía que un gran componente de esa lesión estaba en mi software defectuoso, no en mi hardware viejo, pero en ningún caso esperaba este giro de los acontecimientos.
Tampoco es que de nada de esto por acabado; quizá dentro de dos semanas vuelva a estar exactamente igual que antes, en un debate interior sobre cómo acabar con mi vida mientras mis músculos acusan la tensión subyacente. Pero bueno, supongo que es el momento de intentar aprender algo de todo esto.