Un dreadnought que no me gusta mucho.
El nuevo dreadnought de la caja “leviathan” no me gusta mucho, de hecho me parece el más indigno de los que he visto hasta ahora. Debido a ello, solo me compraré tres el día que salgan, y probablemente no muchos más.
Para no gustarme mucho, no suena a gran decepción, pero he de decir que me encantan los dreadnought. Me encantan los bípodes de combate desde muy muy pequeñita, cuando veía la serie televisiva exo squad, y desde entonces la imagen mental de un bípode de combate armado hasta los dientes me ha perseguido. Para mí es el equivalente tecnológico fantástico de una espada afilada.
Ahora bien, hay muchos bípodes de combate muy distintos en función al universo en el que nos encontremos, y lo que hace a un dreadnought diferente, en mi humilde opinión, es que sabe defenderse en cuerpo a cuerpo. Puede hacerlo bien, como el dreadnought redemptor, o muy bien, como lo hace el brutalis, pero eso de que lo haga más bien mal, como ocurre con el ballistus, me sabe un poco a herejía, la verdad.
Aquí ocurre algo un poco contradictorio, y es que nuestra mente (bueno, la mía no) tiende a revelarse ante el hecho de que un ingenio mecánico del futuro lleve un arma de cuerpo a cuerpo en lugar de una de disparo. Supongo que también nos resultaría absurdo que un soldado que se fuese a luchar a Irak o Ucrania llevara una espada. Bueno, sin duda resultaría chocante, pero Jack Churchill lo hizo en la segunda guerra mundial, hasta hay una foto.
En la misma guerra mi abuelo obtuvo dos medallas por asalto con bayoneta, y si bien en una guerra del siglo XXI los enfrentamientos en cuerpo a cuerpo tienden a ser cada vez más raros, no creo que haya un solo soldado que vaya sin su cuchillo, y aunque se considera más una herramienta, todos saben usarlo para defenderse.
En un entorno puramente fantástico en el que de hecho las armaduras ofrecen más protección contra las balas que contra ciertas armas de combate cuerpo a cuerpo, la utilidad de estas últimas cobra una importancia que lejos de marcar un límite a las unidades que las portan, establece una seña de identidad y personalidad que aleja warhammer 40.000 de otras fantasías con bípodes de combate.
Dentro de este contexto, desde mi punto de vista, lo que de hecho diferencia a un dreadnought de un tanque cualquiera, es la capacidad de combatir cuerpo a cuerpo. ¿Para qué tener piernas si no? Por altura no creo que sea, y para superar obstáculos, tampoco es que se gane mucho. Lo que nos da las piernas es el juego de cintura y cadera, la capacidad de proyectar golpes y esquivar los ajenos. Eso es lo que le da sentido a un dreadnought de warhammer, en mi humilde opinión, y por eso tampoco me gustan los armiger helverin. Otra cosa son los titanes, pero eso será un artículo en sí mismo.
En realidad tampoco me entusiasma completamente la figura del brutalis, con sus cañonacos de fusión en una barquilla de armas ligeras (¿qué puto sentido tiene eso?) Creo que habría quedado mucho mejor con un pedazo de brazo y los fusiones en el otro, pero bueno, lo que no voy a protestar en ningún caso es de pasar de poder llevar tres dreadnought primaris, a nueve. Porque como he dicho, me encantan.
Me encantaron los redemptor, que tengo ocho, y me gustan casi igual los brutalis, de los que tengo tres por el momento, pero tendré más. Les hago a todos una historia, y los convierto y pinto de forma individual. Hay quien protesta de que son demasiado genéricos, pero yo precisamente lo que veo es una opción para pasármelo genial incluyendo modificaciones y haciéndolos propios de una buena historia.
Con el nuevo ballistus me va a ocurrir que no le voy a saber ver la personalidad. Me va a parecer un marine genérico que ejerce como plataforma de artillería lo más lejos posible del enemigo, y eso no me va a inspirar una gran conversión, como tampoco me lo han inspirado los tanques gladiator o los land speeder somestrike. Especialmente si tenemos en cuenta que en sus reglas ya no tiene el menos uno al daño (cosa que en verdad se agradece si se elimina junto con todas las mecánicas mierdosas relativas al daño).
Como creo que ya he dicho, es mejor un nuevo dreadnought con solo armas de disparo, que ningún dreadnought. Hará que mi mesa de juego sea mucho más chula, aportará variedad, y en cualquier caso engrosará mi ya de por sí abultada colección de bípodes de combate.
A Jack Churchill se le atribuye una frase que me encanta: “un oficial que entre en combate sin su espada está inadecuadamente vestido”. Yo creo que un dreadnought que entre en combate sin un enorme puño de combate es herético.
Para no gustarme mucho, no suena a gran decepción, pero he de decir que me encantan los dreadnought. Me encantan los bípodes de combate desde muy muy pequeñita, cuando veía la serie televisiva exo squad, y desde entonces la imagen mental de un bípode de combate armado hasta los dientes me ha perseguido. Para mí es el equivalente tecnológico fantástico de una espada afilada.
Ahora bien, hay muchos bípodes de combate muy distintos en función al universo en el que nos encontremos, y lo que hace a un dreadnought diferente, en mi humilde opinión, es que sabe defenderse en cuerpo a cuerpo. Puede hacerlo bien, como el dreadnought redemptor, o muy bien, como lo hace el brutalis, pero eso de que lo haga más bien mal, como ocurre con el ballistus, me sabe un poco a herejía, la verdad.
Aquí ocurre algo un poco contradictorio, y es que nuestra mente (bueno, la mía no) tiende a revelarse ante el hecho de que un ingenio mecánico del futuro lleve un arma de cuerpo a cuerpo en lugar de una de disparo. Supongo que también nos resultaría absurdo que un soldado que se fuese a luchar a Irak o Ucrania llevara una espada. Bueno, sin duda resultaría chocante, pero Jack Churchill lo hizo en la segunda guerra mundial, hasta hay una foto.
En la misma guerra mi abuelo obtuvo dos medallas por asalto con bayoneta, y si bien en una guerra del siglo XXI los enfrentamientos en cuerpo a cuerpo tienden a ser cada vez más raros, no creo que haya un solo soldado que vaya sin su cuchillo, y aunque se considera más una herramienta, todos saben usarlo para defenderse.
En un entorno puramente fantástico en el que de hecho las armaduras ofrecen más protección contra las balas que contra ciertas armas de combate cuerpo a cuerpo, la utilidad de estas últimas cobra una importancia que lejos de marcar un límite a las unidades que las portan, establece una seña de identidad y personalidad que aleja warhammer 40.000 de otras fantasías con bípodes de combate.
Dentro de este contexto, desde mi punto de vista, lo que de hecho diferencia a un dreadnought de un tanque cualquiera, es la capacidad de combatir cuerpo a cuerpo. ¿Para qué tener piernas si no? Por altura no creo que sea, y para superar obstáculos, tampoco es que se gane mucho. Lo que nos da las piernas es el juego de cintura y cadera, la capacidad de proyectar golpes y esquivar los ajenos. Eso es lo que le da sentido a un dreadnought de warhammer, en mi humilde opinión, y por eso tampoco me gustan los armiger helverin. Otra cosa son los titanes, pero eso será un artículo en sí mismo.
En realidad tampoco me entusiasma completamente la figura del brutalis, con sus cañonacos de fusión en una barquilla de armas ligeras (¿qué puto sentido tiene eso?) Creo que habría quedado mucho mejor con un pedazo de brazo y los fusiones en el otro, pero bueno, lo que no voy a protestar en ningún caso es de pasar de poder llevar tres dreadnought primaris, a nueve. Porque como he dicho, me encantan.
Me encantaron los redemptor, que tengo ocho, y me gustan casi igual los brutalis, de los que tengo tres por el momento, pero tendré más. Les hago a todos una historia, y los convierto y pinto de forma individual. Hay quien protesta de que son demasiado genéricos, pero yo precisamente lo que veo es una opción para pasármelo genial incluyendo modificaciones y haciéndolos propios de una buena historia.
Con el nuevo ballistus me va a ocurrir que no le voy a saber ver la personalidad. Me va a parecer un marine genérico que ejerce como plataforma de artillería lo más lejos posible del enemigo, y eso no me va a inspirar una gran conversión, como tampoco me lo han inspirado los tanques gladiator o los land speeder somestrike. Especialmente si tenemos en cuenta que en sus reglas ya no tiene el menos uno al daño (cosa que en verdad se agradece si se elimina junto con todas las mecánicas mierdosas relativas al daño).
Como creo que ya he dicho, es mejor un nuevo dreadnought con solo armas de disparo, que ningún dreadnought. Hará que mi mesa de juego sea mucho más chula, aportará variedad, y en cualquier caso engrosará mi ya de por sí abultada colección de bípodes de combate.
A Jack Churchill se le atribuye una frase que me encanta: “un oficial que entre en combate sin su espada está inadecuadamente vestido”. Yo creo que un dreadnought que entre en combate sin un enorme puño de combate es herético.